Panyfiestas
martes, diciembre 25, 2007
Regalo de Navidad
Como ya dije, me zarpé con la cantidad de regalos. Y no fui la única.


Pero, por lejos, el mejor regalo que recibimos todos esta noche en la casa de mis papás, fue que Rocío y Mauricio van a ser papás.


Por un mundo lleno de sobrinos, wiiiiiiiiiiiiiiiii!!!!!!!!!!!
lunes, diciembre 24, 2007
Felices fiestas a todos
Recién me llamó mi tía Liliana para desearme Feliz Navidad. Estaba llamando a medio país, no sólo para saludar, sino para agradecer todo el apoyo recibido durante el mal momento que pasó Fany en la primer mitad del año.

Ahí me di cuenta que este año vino bastante complicado, pero que gracias a (llámenlo como quieran) Dios, suerte, o el cariño y la fuerza de la gente, todo se fue superando. Espero que el año que está por comenzar venga con más alegrías que tristezas, como este 2007, que al final de cuentas no fue tan malo como parecía.

Esto es el colmo
Encima de que ya empezaron a recortar (o directamente quitar) presupuesto para varias manifestaciones artísticas, ¡ahora no quieren que tiremos fuegos artificiales en las fiestas!



¡Tiranos!
sábado, diciembre 22, 2007
Parece estar funcionando
Mezcla de "mi amiga lo está haciendo" con una seria determinación a limitar la cantidad, más que la variedad (sobre todo en cuanto a cantidad de entremeses), y mucha, mucha caminata, entremezclando alguna bicicleteada o llevar a upa a los sobrinos, la cuestión es que...

¡ESTOY BAJANDO DE PESO!
El problema con los regalos
No sé bien qué es lo que me pasa al respecto. Porque aparte de que me gusta hacer regalos, es como que tengo la necesidad de hacer regalos. Hay gente que tiene plata y se la gasta en ropa, zapatos, algún chichecito electrónico, un viaje... yo la gasto en regalos. Aparte de lo lindo de verle la cara al que recibe el regalo, hay otra cosa sumergida en el fondo de mi psiquis, alguna extraña reacción química en mi cerebro que me lleva sin pensar demasiado a comprar regalos para todo el mundo, varios de los cuales, víctimas de mi pasión regalera, son lectores de este blog.

Y esta vez me zarpé. Pero mal. Gasté mucho más de lo que ni siquiera había pensado gastar. Una locura total. Tanto, que hasta en el fondo me empecé a sentir un poco mareada por tanto vorágine gastadora. Además, ya me imagino la frase que se va a repetir más de una vez con distintas variantes, pero que se podrían resumir en "no tendrías que haber gastado tanto". Sí, ya sé, antes de que empiecen a decírmelo (mi madre a la cabeza), lo digo, lo asumo yo misma: no tendría que haber gastado tanto.

Tal vez esto sea el puntapié inicial para que le de otro uso a mi dinero, cosa que ya vengo meditando desde hace un tiempo. Pero antes de dejar de lado este vicio mío, decidí darle un final a todo trapo.

¡Y el año que viene, regalitos discretos!
jueves, diciembre 20, 2007
La legislatura no sabe multiplicar
A ver, señor legislador de la ciudad de Buenos Aires; a ver, empleado de Rentas... ¿cuánto sería el total del impuesto de este año de ABL si tiene un aumento del 100%, siendo que el año pagué $270.30?

¿$647.94?


Ajá. Revisen sus facturas. A que TODOS tienen un aumento superior al que les tendría que venir.


¡Gracias por votar a MM, ustedes, 60%! Ya se está gastando la platita en anuncios poco llamativos para que uno no se queme los dedos o se saque un ojo con la pirotecnia, o no se haga moco con el auto por manejar borracho.

**********
Sí, ya leí la explicación en el diario La Corneta... entonces no son malos multiplicando, ¡SON UNOS MENTIROSOS! Dijeron que iban a hacer un aumento así, y agarraron, llevaron el valor del terreno al valor del edificio y AHÍ hicieron el aumento.

Los odio, los odio tanto...
lunes, diciembre 17, 2007
La tercer nevada
(esto es continuación de esto y esto)

En realidad, esta vez no vi nevar.

Dani y yo habíamos dejado a una pareja amiga camino a un camping mientras nosotros empezamos a remontar un arroyo por una montaña bastante empinada. Como era tarde y esta comenzado a lloviznar, paramos en el único lugar donde cabía la carpa a pasar la noche.
Al día siguiente seguimos subiendo hasta llegar a la naciente del arroyo, la Laguna Azul, uno de los lugares más hermosos que vi en mi vida. Y nos encontramos con una sorpresa: lo que había sido lluvia para nosotros, arriba había sido nevada. Toda la montaña con manchones de nieve fresca rodeando la laguna azul oscuro, una belleza. ¿Nieve a fines de enero? Sí, así fue hace casi 10 años.
Ahí Dani me preguntó si parábamos al lado de la laguna o si seguíamos subiendo y hacíamos campamento del otro lado. Dije que sí, para no atrasarnos, pero no nos dimos cuenta de algo. En la montaña, las marcas de los caminos en los lugares con rocas son manchas de pintura o montañitas de piedras, llamadas pircas. Y cualquiera de las dos marcas, en la nieve, no se veían. Empezamos a subir por cualquier lado y la pendiente era bastante abrupta. Los pies se nos hundían en la nieve, hacía frío, no había sol, y yo tenía miedo que en cualquier momento nos resbaláramos y nos fuéramos directo a la laguna, que ahora se veía más chiquita, y que ahí quedáramos. Empecé a moquear, a llorar, a pensar por qué no nos habríamos quedado abajo. Luego recordé que Dani me había comentado que ese camino lo hacía gente de cualquier edad, pero seguramente no por donde estábamos yendo nosotros, menos habiendo nieve. Ahí visualicé el mapa y (aunque no es muy preciso) supe que estábamos yendo más arriba de lo necesario; que el camino iba bordeando a la laguna y que se subía recién cuando estabas del otro lado; así que no seguimos subiendo hasta llegar al fondo.

Me imaginaba cosas horribles y no podía parar de llorar. Y en el fondo, pensaba, no estaba enojada con Dani. Podía haber pensado que era su culpa, que era él el que tenía experiencia en montaña y yo no, que él ya había hecho ese camino y yo no, que...

Era una situación para echarle la culpa a cualquiera y no, yo no se la echaba nadie (salvo a mi azarosa decisión de seguir caminando con el camino lleno de nieve).

Al llegar del otro lado estaba helada. No pude ayudarle a armar la carpa. Y hasta cocinamos adentro, porque hacía mucho frío como para estar afuera de la carpa. Todavía asustada por lo que habíamos pasado, pensé que en ningún momento me había enojado con Dani, aún cuando el ataque de nervios que tenía me daba pie para hacerlo.

Si no hubiera nevado, hubiéramos llegado tranquilos y secos al otro lado. Pero así, gracias a la nieve, esa noche me di cuenta de que iba a pasar el resto de mi vida con Dani.

Y parece que no me equivoqué.
miércoles, diciembre 12, 2007
Por el resto de mis días
A Sir W2


-Buenos días, vengo a comprar un plan de vida.
-Buenos días. ¿Tiene algo pensado, estuvo mirando algo que le interesó...?
El potencial comprador, un hombre joven, de unos 20 años, le pasó un papel arrugado, todo escrito a mano, con algunos tachones, pero legible al fin.

-Ajá, muy bien... -dijo el vendedor mientras leía rápidamente. -Veo que tiene todo detallado.
-Sí- acotó tímidamente.
-Deme su documento-y el comprador se lo dio. -A ver, espereme un momentito.

El vendedor empezó a cargar los datos en la computadora. El comprador, impaciente, quería chusmear el monitor para ver que cargara todo bien, pero ni aún parado en puntas de pie lograba ver mucho por detrás del alto mostrador.

-Ahora le imprimo todo para que lo revise, ¿de acuerdo?
El comprador asintió con la cabeza. Luego escuchó el ruido de la impresora y, al terminar, el vendedor le alcanzó un papel impreso.

-Ah, se ve más lindo así, pasado por la computadora.
El vendedor se sentía casi orgullo de lo bien que hacía su trabajo.
-¿Está todo en orden?
-Sí, sí. ¿Y cuánto me costaría esto?
-Un segundo que la computadora lo calcula y ya le imprimo el costo.

El hombre esperaba impaciente, siempre de puntas de pie, frente al mostrador alto. Volvió a escuchar el ruido de la impresora y el vendedor le alcanzó otro papel.
Empezó a leerlo, al principio asentía sin problemas, pero luego empezó a empalidecer.

-Pero... pero... ¿todo esto tengo que pagar?
El vendedor le pidió los papeles, tanto el plan de vida deseado como el importe y fue cotejando.

-Y sí... Bueno, usted pidió una vida con muchos lujos, ¿no?
El comprador asintió tímidamente.
-Está bien armado el plan- dijo rápidamente para consolarlo, -muy bien pensado. Pero aún así, tiene su precio.

El hombre volvió a releer el importe. Era casi tan largo como su plan de vida.

-Yo... la verdad... no sé si estoy dispuesto a pagar este precio...

Se sentía avergonzado. Tenía miedo de que el vendedor lo sacase corriendo para poder atender a otro cliente que seguro estaría dispuesto a pagar lo que le pidiesen por su plan soñado. Pero él... él quería esa vida, estaba seguro, pero tenía que entregar tantas cosas a cambio que no supo qué hacer.

-¿Lo puedo pensar un momento?
-Sí, cómo no. Ahí tiene unos sillones- dijo amablemente el vendedor, mientras le hacía una seña al siguiente en la fila para que se acercase al mostrador alto.

El hombre, más que sentarse, se desplomó sobre el sillón. Releía el importe contínuamente y el precio le parecía exorbitante. Tenía que dejar prácticamente de lado a su familia y a sus amigos; sólo se le permitía verlos unos pocos días al año, y ni siquiera podía elegir qué días; tampoco se le aseguraba encontrar al amor de su vida y mucho menos que formara una familia con esa mujer, aunque tal vez sí se casara, pero se le advertía que tenía grandes probabilidades de divorcio.

Lo pensó durante varios minutos y se volvió a acercar al mostrador. Justo el vendedor terminaba de atender a una mujer, que salía muy feliz con una cajita con su plan de vida dentro.

-¿Listo entonces? ¿Pido su plan de vida?
-Esteeeeee... no, disculpe. La verdad es que no estoy dispuesto a pagar este precio en este momento. ¿Podré volver más tarde, digamos, dentro de unos años, si cambio de parecer?
-Claro, cómo no. Lo que sí le aviso, es que tal vez de acá a unos años no pueda acceder a ese plan de vida, sino a uno similar, con algunos cambios.
-Sí, sí, ya sé- dijo arrastrando los pies hacia la salida.

-¡Espere!- le gritó el vendedor blandiendo en su mano el papelito arrugado con el plan de vida escrito con birome. -¿Se lo quiere llevar?
-Ah, gracias- y se acercó, con una sonrisa triste a buscar el papelito. Lo dobló, lo guardó en un bolsillo y se fue.




Unos diez años más tarde, tal vez un poco más, el hombre volvió. Había seguido con su vida, claro, pero no siguiendo el plan de vida que había garabateado hacía tiempo. De hecho, su vida no se parecía en nada a lo que había planeado.

Entró y se encontró con el vendedor que lo había atendido la otra vez.
-Buenos días, vengo a comprar un plan de vida.
-Buenos días. ¿Tiene algo pensado, estuvo mirando alg---? Disculpe, ¿es la primera vez que lo atiendo?
-No- contestó sonrojándose.
-Ah, sí, me acuerdo de usted. ¿Cómo le fue en este tiempo?
-Bien, bien, bastante bien.
-¿Y qué plan de vida desea?

El comprador volvió a sacar el mismo papel arrugado, más amarillento ahora, junto con su documento.
-Aaaaaah...- suspiró el vendedor con nostalgia al ver el papel escrito a mano. Volvió a cargar los datos en la computadora y al terminar ésta hizo un ruido extraño. El vendedor frunció el cejo. -Ah, mire, el tema es así: cargué todo tal cual está en el papel, pero ahora la computadora me dice que, por la edad que usted tiene, no puede acceder a este plan de vida exactamente. Pero ya está calculando los cambios posibles y en un momento le imprimo la nueva versión.
-Claro.

Esta vez no escuchó ninguna impresora, pero el vendedor le alcanzó un papel impreso. Lo leyó detenidamente; el vendedor tenía razón. El plan original de vida no podía ser llevado a cabo con la edad que tenía ahora, pero los cambios no habían sido muchos; básicamente seguía siendo el mismo.

-Está bien.
El vendedor asintió con la cabeza, tecleó algo más en la computadora y le acercó otro papel, con el importe.

El comprador lo leyó y otra vez empalideció.
-Pero... pero... ¡el plan de vida tiene menos cosas y el precio ahora es aún más caro!
El vendedor asintió con la cabeza con resignación.

Miró el nuevo plan de vida y el importe una y otra vez, pero sin alejarse del mostrador. Ya no le importaba si el vendedor o la gente que estaba haciendo cola detrás de él se enojaban. Se sentía estafado. Nadie le había advertido esto. Debía haberlo supuesto, sí, ¿pero qué le habría costado al vendedor habérselo dicho la otra vez?

El comprador miró con un dejo de rabia al vendedor, pero éste no se inmutó. Arrugó el papelito del plan de vida nuevo y luego rompió el del importe.

Con paso decidido, salió hacia su casa, sabiendo que el plan de vida no valía tanto, ni siquiera la mitad, de lo que allí lo esperaba.

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Faltan 24 horas
Faltan 24 horas, al menos, para que sepa:

-si soy tan idiota e ignorante como para depositar un cheque con pago diferido cuando no era la fecha que correspondía
-si el cajero que me recibió el cheque es tan imbécil como para no avisarme "esteeeeee... este cheque no lo podés depositar, todavía"
-si la que me dio el cheque es tan poco amable como para no decirme "mirá que el cheque no lo podés depositar hoy, ¿EH?"

o si bien

EL CHEQUE ESTABA MAL HECHO


(la tercera opción es que esté mal endosado, con lo cual, más vale que se cuide el cajero que me atendió...)

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viernes, diciembre 07, 2007
La Biblia junto al calefón
No hacen nada durante años, mientras cobran sus fastuosos sueldos, y un día antes de irse aprueban leyes como si disparasen con ametralladoras, así nadie opina, nadie se entera, y nos meten la mano en todos los bolsillos al mismo tiempo.

Y, como si fuera poco, los que fueron elegidos ya meten la mano en bolsillos ajenos y desprometen promesas de campaña, ¡antes de asumir! Estos son algunos ejemplos:
-la suba de ABL
-la suba de los medios de transportes
-los prometidos 40 kilómetros de subte bajaron a 27
-la idea de privatizar el Banco Ciudad


A veces, me duele querer a mi país y a mi ciudad.
jueves, diciembre 06, 2007
Borrado no, mudado
Si, gracias al buchonazo de Bloglines, leíste algo que ahora no figura en este blog (justo antes de esto que escribo ahora) te explico por qué voló eso que estaba escrito:

-mi amiga no suele leer los blogs... hasta donde sé
pero no es por eso que lo saqué
-otra amiga en común sí lee los blogs...
pero no es por eso que lo saqué

-una amiga de esta última amiga es aquella que mencioné en lo que escribí, aparte de mi amiga, y no sé, yo creo que no lee los blogs... pero si los leyera, si leyera lo que escribí (dudo, y dudo más que tenga este blog en el bloglines), mis amigas podrían estar metidas en un bolonqui culpa mía.

¿Y yo? Ah, me sentiría mal que ellas se sientan en el quilombo, pero si aquella otra leyera lo que escribí y se enojara conmigo...
¡por eso no lo hubiera sacado!
domingo, diciembre 02, 2007
El estreno del departamento de Euge y Ariel -2a parte

El monstruo en el armario








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