Pasó más de un año sin que lo viera. Y pocas noticias tuve de él en este tiempo.
Pero, la verdad, al verlo taaaaaaaaaan bien, ¡la espera valió la pena! ¡Sir William II volvió a La Peca!
Y esta foto, además de ser exhibida aquí, será impresa y puesta en mi pared, para recordarme que los milagros suceden, jeje.
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Si observan bien, verán otro "milagro" sobre la mesa. Delante mío no hay un vaso con cerveza, sino un copón y una jarra vacíos de... ¡licuado de banana! ¿Me volví abstemia? No, no, nada que ver. Pero justo ayer a la mañana tomé una resolución importante en mi vida: mi hernia hiatal merece ser molestada sólo con cosas buenas, así que no voy a volver a beber cervezas industriales argentinas (y aclaro la nacionalidad, porque sí tomaría una Guinness, una Corona o una Grolsch entre otras extranjeras). Habiendo taaaaaaaantas cervezas artesanales ricas de todo el país, en especial del sur como pude comprobar y degustar la semana pasada, ¿para qué tomar algo que no me hace bien y no vale la pena el esfuerzo?