A veces, ciertas verdades de la vida nos llegan a través de los sueños. Y cuando son verdades no muy lindas, más que sueños, son pesadillas.

Estaba durmiendo tranquilamente, hasta que esa verdad se le apareció, dura, fría e irrevocable. No había vuelta atrás. Las cosas eran así, y habían sido así, pero no se había dado cuenta. Y ahora, cuando lo supo, sintió terror. No todo era él. Él era alguien y el resto era otra cosa. Se sintió desprotegido, solo, casi abandonado. Tan terrible fue esta verdad que se largó a llorar, aún mientras dormía. Y el llanto fue espantosamente desgarrador, tanto, que todo a su alrededor se estremeció.

La madre se acercó casi instantáneamente para consolarlo, no entendía por qué su bebé se había largado a llorar mientras dormía. Y el llanto no paraba. La madre se preocupó, pensó en llevarlo al médico, discutió con el padre, tenía miedo de que a su bebé le pasara algo.

La tía entró aparentando tranquilidad y pronunció el veredicto: "bienvenidos a los ocho meses".








Es que a los ocho meses, los bebés se dan cuenta que él y la mamá son dos personas distintas. Y Nico se dio cuenta de esta verdad un par de días antes de cumplir los ocho meses, mientras soñaba.

Etiquetas: anécdota, cuento, Nico

Estaba contando plata:


veinte





cuarenta






sesenta





setenta





ochenta





noventa





cien





doscientos





trescient--

Etiquetas: anécdota

me dijo la otorrinolaringóloga. Le hubiera contestado "ya me di cuenta que no se puede", pero lo cierto es que si hablaba me iba a volver a doler. Ella creía que yo no le hablaba porque no podía hablar, cuando en realidad no quería para que no me doliera al tragar saliva.

Típico de médico de guardia, tocó más de una vez el lugar donde se había originado el dolor, produciendo más dolor. "Es como si te hubieras hecho una contractura", sentenció. Más que eso, yo sentía como si me hubiera pegado con un caño de metal, como si me lo hubiera querido incrustar en la garganta.

Lo que hice fue estirar más allá de lo posible (eso no se puede hacer) el músculo -ese músculo que tal vez se llame esternocleidomastoideo, no el que va justo abajo del mentón, si no más a la izquierda-, decía, estiré ese músculo hasta que hizo ¡crac! al bostezar y tragar al mismo tiempo.

Eso no se puede hacer.





Y si lo lográs, ves todas las estrellas del universo.

Etiquetas: anécdota, enfermedad

Después de todo lo que pasó este año, y después de estar días preguntándonos "¿dónde vamos a pasar el fin de año?", hace unas tres horas salí con el auto a buscar a Dani, que estaba en la casa de su madre.

Para mi horror, descubro que, a pesar de que habíamos cambiado los fusibles hacía un par de horas, otra vez no tenía luces bajas. Así que salí con la mano izquierda presionando las altas y manejando con la derecha.

El tránsito, a las 20.30, un caos. Y no sé qué nombre ponerle al tránsito de las 21.15, llegando a General Paz y de ahí en más.

Llegamos. Saludamos. Y a los 5 minutos decidimos irnos.




Habíamos ido a festejar el comienzo de un nuevo año, y el pasado siniestro de hace 6 años volvió en forma de un hombre que nunca estuvo ahí, que no debía estar ahí, pero que justo estaba ahí.
Me despedí de gente que no hubiera querido despedirme, pero quedarnos para pasarla mal hubiera sido peor.



¡Gracias 2006! ¡Menos mal que te quedan 40 minutos de vida! ¡Qué te reparió!

Etiquetas: anécdota

Desde que son amigas, ¿cuántas veces te dejó plantada a último momento?







Entonces, ¿por qué esperabas que la última vez, antes de que se mudara a casi 2000 kilómetros, fuera distinto?

Etiquetas: anécdota

como Agustina en esos días en que esa "amiga" la corría para que haga los uniformes para una importante marca de juguetes.

Recién ahora me está por llegar un material que tendría que haber llegado el martes y que tenía que haber entregado ayer. ¡Qué lindo, terminar el año a las corridas!

Etiquetas: anécdota, Peri

Me estoy despidiendo para ir a dormir y escucho "pero... ¡esto está puesto al revés! ¿cómo es posible?". Luego de despedirme, di media vuelta para irme a la habitación. "Qué bárbaro. No debería poder ponerse al revés..."

Ya en la habitación escucho "y seguro se quemó el mother y el procesador".





No sé cómo, cerré los ojos y me dormí.

Etiquetas: anécdota, compu

A mí me agarra el ataque.






Y a Homero le agarra un ataque de caspa.

Etiquetas: anécdota, Homero

Ayer no pude hacer andar el programa que uso para editar videos. Hacía dos cositas y se me colgaba, pero se colgaba tan mal que tenía que reiniciar la computadora apretando el botón de reset.

A la noche, Dani actualizó los drivers para ver si con eso se solucionaba el problema... y nos quedamos otra vez sin computadora.



AAAAAAAAAAAARRRRRRRGGGGGHHHHHHH!!!!!!!!!!!

Etiquetas: anécdota, compu, Dani

La atrapó con la zurda, su mano torpe. Aunque, a esta altura, estaba sospechando que su mano izquierda no era tan torpe como creía. ¿Cómo, si no, entonces atrapó al bichito volador con esa mano?

Durante unos segundos se quedó pensando si ya lo habría aplastado. Intentó apretar la mano, por si las dudas, y ahí se dio cuenta que o bien su mano izquierda sí era torpe, o la forma en que había quedado la mano cerrada no permitía que la cerrase más sin tener que abrirla. De cualquier manera, no pudo cerrar más la mano.

Y cuando la abrió, el bichito salió volando hacia el techo enmohecido y con la pintura cayéndose. Pero no fue derecho, dio unas vueltitas, no para festejar que había escapado de la muerte, sino más bien porque no podía volar en línea recta después de semejante apretón.

"Ajá, entonces si lo aplasté" pensó. "Pero poquito". En conclusión, su mano izquierda había obtenido el beneficio de la duda acerca de su torpeza.

El bichito llegó al techo y se pegó a él. Tan atontado estaba luego de su captura y liberación, que no se dio cuenta que, de todo el techo, había elegido probablemente el lugar menos indicado: a menos de cinco centímetros había una araña. Pequeña, pero araña al fin. Con un rápido deslizamiento, la araña se le fue encima.

Y ahí quedaron, bichito y araña, en el techo del baño.

"Me pregunto si no hubiera sido mejor que lo aplastase con la mano" pensó.


"Pobre bicho"

Etiquetas: anécdota, cuento

Porque me da vuelta con los horarios. "¿Vas a estar mañana?" "¿A qué hora?" "Y, no sé, porque tengo que ir primero a las 5 a ver tal cosa, y de ahí salgo más o menos a las 6, pero no sé si tengo que pasar por..." "¿A qué hora?" "Y... no antes de las 7" "¿Pero a qué hora? ¿Por qué no me llamás mañana cuando termines?" Y al día siguiente, llama a las 7,30, dice que ya está saliendo, luego llama a las 8.15 para decirme que se quedó haciendo cualquier cosa y que ya sale y llega a las 9, cuando yo quiero estar mirando la tele en paz o preparando la cena.

Porque si quedamos en un horario, yo me quedo acá esperándola y ella o llega tarde sin avisar, o avisa que se retrasa, o avisa que no viene. Pero si yo voy a llegar tarde o no voy a estar, no tengo forma de avisarle, porque no tiene contestador en la casa y no tiene celular.

Porque llega y está tres horas dando vueltas antes de ponerse a hacer lo que tiene que hacer, eso por lo que me dio vueltas con el horario.

Porque está media hora haciéndolo, se cansa, viene, me habla, me habla, me habla, no importa que yo esté mirando la tele.

Porque, estando con la computadora vieja, se conecta a internet sin preguntar, y después viene y te dice que se desconectó de internet porque estaba muy lento... Y claro, ¡si te conectaste por dial up! ¡Y encima no te desconectaste un carajo!

Porque ve una cajita de algún perfume, crema o cualquier cosa de cosmética y lo abre, sin preguntar si puede, para olerlo.

Porque, a veces, cuando nos reunimos en casa, pregunta qué trae (se supone que es para contribuir a la cena) y luego se olvida de traer algo o se trae algo para tomar para ella (que puede ser un agua saborizada de litro y medio o un agua mineral de medio litro, no importa, se lo toma sólo ella).

Y la última: porque ahora que tiene computadora, igual quiere venir a casa a usar la nuestra, porque tiene miedo que la suya no funcione bien, siendo nueva, en vez de probarla y ver si anda todo.


¿Cómo voy a tenerle paciencia?

Etiquetas: anécdota

-¡Callate, carajo!
-¿Por qué, por qué me tengo que callar?
-Porque te dijeron que era un secreto
-Pero... no, no me lo puedo guardar
-¡Shhhhh!
-Ella lo tiene que saber
-¿Qué tiene que saber?
-... eso.
-¿Eso? ¡Si vos no sabés eso!
-Sí que lo sé, ¡me lo dijeron!
-¿Te lo dijeron? ¡O sea que no lo sabés de primera mano!
-... y... no.
-¡Ja!
-¡Pero es confiable!
-¿Y la persona que se lo dijo a esa persona que te lo dijo... es confiable?
-(crap)
-¿Ves? ¿Qué le vas a decir entonces? ¿Lo que te dijo alguien que le dijo alguien que...? ¿Dónde termina la cadena?
-(crap, crap)
-Entonces, mejor callate.

Se quedó unos segundos en silencio

-¿Puedo decir algo?
-Sí- le contestó la otra mitad de su cerebro
-¿Podemos ponernos de acuerdo y decir "no quiero saber nada" la próxima vez que nos quieran contar un secreto?

Etiquetas: anécdota

Familiar con problemas de salud vs. Su mejor amigo se suicidó

Problemas (cualquiera) con el trabajo vs. Su jefe es buscado por Interpol

Disco rígido (con todo lo que tenías) arruinado para siempre vs. Le robaron la laptop + el Ipod + la cámara de fotos digital




Ok. Ya entendí. Lo mío no es nada.

No más demostraciones, por favor.

Etiquetas: anécdota

que la hojita de afeitar tenía filo cuando pasaste el dedo y accidentalmente te cortás la uña, pero no la punta, sino en la base.
Agujero que quedará hasta que llegue a la punta y desaparezca.
Método extraño para sacar la cuenta de cuánto tiempo tarda en crecer la uña.

Etiquetas: anécdota