pero les puedo contar por qué yo me estreso.
Todos los años lo mismo. En diciembre se junta todo. Por un lado, para uno de mis trabajos es época de mucho trabajo, valga la rebundancia. La gente se recibe, hace conciertos de fin de año, conciertos navideños, se casa y quieren un video. Y si bien ahora estoy recomenzando (estuve varios años sin grabar porque le había dado de baja a mi vieja cámara y no la había reemplazado) igual tuve algunos laburitos. Y cantar en el concierto navideño ése en el que no quería cantar.
Y claro, como a todos les pasa, tenés reuniones de fin de año por doquier. Bueno, yo no tengo reuniones de trabajo, pero sí las familiares. Y los familiares y amigos que vienen de Europa u otros lugares del mundo; que también vienen a ver a otros familiares y amigos, por lo que tenés que coordinar entre los espacios libres que les quedan a ellos y los tuyos (¿no pueden venir en otra época del año? sí, ya sé, quieren pasar las fiestas con sus familias, pero todo junto... sí, ya sé, todos los años me quejo de lo mismo). Y, claro, no querés dejar de ver a la gente que ves durante todo el año, no sería justo. Ya con esto solo estaba lo suficientemente alterada.
Pero tanta alteración produjo desastres. Durante la semana se me cayó todo lo que se me podía caer. Un desastre. Y llegado el último día del año:
preparé guacamole y las paltas no estaban maduras, por lo que tarde 2 horas en hacer algo que tarda 30 minutos
me fui a darle de comer al gato de una amiga... y el gato no se había comido la comida, o sea que fui para nada
fui a cargar nafta al auto y no me andaba la tarjeta de débito y no tenía plata en efectivo (pero, por suerte, enfrente había un banco)
usé el maquillaje que se me había caído hacía unas horas mientras estaba en el auto y los pedacitos que se habían quebrado se me cayeron sobre la ropa... manchándola
me enganché el pantalón con un picaporte y se me descosió una de esas tiritas por las que pasa el cinturón
me olvidé la videocámara y no lo pude grabar a Dani excitadísimo con los fuegos artificiales y los globos que había comprado (es que nunca había tirado nada!!!!)
me olvidé el trípode para sacarle fotos a los fuegos artificiales
me olvidé las pilas extras de la cámara de fotos (y, por supuesto, las que tenía se agotaron)
me olvidé de ponerme perfume
se me acalambró la mano izquierda cuando estaba comiendo, y entonces no podía cortar la carne.
¿Qué más me podía pasar para acrecentar mi mal humor?
-Eso no es nada, hay cosas peores- dijo mi mamá, e instantáneamente entendí el mensaje.
Pero no me mejoró el humor. Y así de horrible salí en las fotos (salgo mal cuando estoy mal, y salgo bien -no importa la ropa, el peinado o el maquillaje- cuando la estoy pasando bárbaro), pero prometo subir la foto del Havannet. De eso no me olvidé...