Esto, paradójicamente, puede ser una fuente de debate, aunque lo haya titulado pozo. Supongo que iré escribiendo más al respecto, y les avisaré si encuentro otros artículos (dentro del círculo virtual que no termino de conocer) sobre este tema.
Digo que no termino de conocer, porque no me animo a recorrer. Es como estar al borde de un pozo muy profundo, del cual no se ve el fondo. Cual Alicia, salvo que si te caés no vas a parar al País de las Maravillas, si no al Universo de los Blogs. Qué suerte, entonces, no ser Alicia, no correr como loca detrás de un conejo con un reloj y darme un tiempo para pensar si doy este salto o no. (dicho sea de paso, me voy a tomar unos minutos para prepararme un tardío desayuno).
Conocí esto gracias a una prima, que abrió su blog y me invitó a recorrerlo. ¿Lo habrá abierto porque alguna amiga abrió el suyo, porque otra persona conocida abrió otro...? No sé, la cuestión que en ese momento ni sabía qué cornos era un blog -pero mi mamá sí, ella siempre al día con estas cosas de comunicación.
Cuestión que decidí armar el mío, no por seguir la moda, sino porque hacía rato había amenazado escribir unos mails con locuras, o no tanto, que surgieran de mi cabezota, y cuando vi esto pensé que iba a ser mucho más cómodo que el tradicional e-mail, que mis amigos y familiares autorizados podrían leer estas cosillas cuando quisieran y que no se les llenase las casillas virtuales.
Por supuesto, seguí leyendo el blog de mi prima y veo que empiezan a aparecer links a otros blogs. Ya de entrada pensé: ¿vale la pena empezar a hurgar en las intimidades de gente que no conozco? En ese momento vi que podía ir en orden alfabético, al blog anterior y posterior de Panyfiestas y seguir así, letra por letra. Probé, pero mis vecinos de entonces (calculo que ahora debe haber varios metidos en el medio) no me resultaron nada interesantes. Hoy, meses después de aquel pensamiento temeroso, salté a otro blog por una confusión muy graciosa que hubo con mi prima y recalé en el blog de La Vida En Piyamas, entitulado Después De Las Piedras (somos todos muy originales en cuanto a apodos y nombres de blogs, parece) para leer el artículo (no me gusta decir post) al que se refería mi prima. Me colgué unos minutos leyendo otros artículos, muy graciosos; debor reconocer que LVEP escribe muy bien. Y saca fotos muy interesantes, como esa serie en la que aparecen sus pies (bah, zapatillas) en distintos lugares a los que va.
Pero, ¿quién es LVEP? Ni la más remota. Supuse que era mujer, y mi prima me lo confirmó. Evidentemente, ella la conoce. De haber seguido leyendo, sola lo hubiera confirmado, por lo escrito en otros artículos. Pero ni la más pálida idea de quién es... Y sí, puede ser divertido, o puede convertirse en un vicio. Ir saltando de blog en blog, como quien rebota en camas elásticas sin saber a dónde va a parar, y perderse, perderse en el cada vez más infinito universo de los blogs, sin vuelta atrás...
LVEP tiene una columna de links a otros blogs titulada: Cada vez leo más blogs. Y son muchos. Y calculo que si aprieto uno de esos va a aparecer otra lista con otros blogs. Mi prima tiene un listado más breve. El mío sólo va al de ella, y a sitios de fotos, nada más. Una conexión discreta.
Pero me pregunto qué pasa con esta gente que se la pasa leyendo blogs, sobre todo cuando no conocen a las personas que los arman. ¿Podrán volver para entablar relaciones con gente que pase a su lado? ¿O vivirán el resto de sus vidas pegadas al teclado y el monitor?
Pobres. Pobres de todos nosotros. Por los que se pierden y por los que esperan afuera a que estos vuelvan.
(to be continued)