Anoto dos servicios en el débito automático del banco para que me regalen una taza térmica. Ni la revisé, creo que abrí la caja cuando salí del banco y no vi nada raro. Claro, nunca había visto una taza térmica. Pero me llamó la atención ese agujero en la tapa...
Hoy dos amigas llevaron sus jarros térmicos y ahí me di cuenta que le falta otra tapita.
Y ahí donde los llevaron, compré un simpático tren de madera chiquito, locomotora y tres vagones, por $4. Yo había señalado uno, y el hombre me dio el de al lado. Ahora que llegué a casa me di cuenta que la telaraña es lo de menos: uno de los vagones está rajado y a otro le falta un par de ruedas...
Qué mierda. Eso me pasa por confiar en la gente.