Panyfiestas
viernes, noviembre 23, 2007
El estreno del departamento de Euge y Ariel -1a parte
Por supuesto, no los dejamos solos... ¡les invadimos la casa!


Abriendo regalos




¡Una termita en la casa!



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jueves, noviembre 22, 2007
Uno de ochenta y un escolar, por favor
(o "El día que me sentí un hada")


A Carola, mi amiga de casi toda la vida, la habían operado de una hernia justo en medio de la panza. O sea, no podía hacer esfuerzos. Y, lo que más le dolía, era que no podía levantar a sus hijos.
Un día me preguntó si podía ir a buscar a su hijo mayor, Juan, al jardín, porque ese día su mamá (o sea, una de las abuelas de Juan) no lo podía ir a buscar.
"Por supuesto" le dije.
Carola me dio algunas indicaciones bastante detalladas... pero claro, debí suponer que si alguna indicación incluía la distinción "derecha-izquierda" era probable que no me la dijera. Es que Carola no distingue la derecha de la izquierda.

Pero bueno, no pensé en eso, sino pensé en que, seguramente, esa noche Carola y Fito (su marido, mi compadre) le dirían a su primogénito que yo lo iba a ir a buscar al día siguiente al jardín, para que no lo tomara por sorpresa. Digamos más, mentalizarlo que no iba a ser su abuela "la que lo lleva a la plaza", sino la tía postiza.

Así que al día siguiente llegué, temprano para variar, al jardín. Cuando la puerta se abrió, subí los escalones que me había indicado Carola... y veo dos salas de 3 años. ¿Cuál sería la de Juan, la de la izquierda o la de la derecha? Miraba hacia una y otra apuerta mientras se abrieron y montones de caritas se asomaron. Mientras volví mi cara hacia la derecha, escucho desde la izquierda un "¡Ahí está!" proveniente de una voz conocida. Miré hacia mi izquierda y ahí estaba Juan. Mientras me presentaba a la maestra con un escueto "soy Paula", que venía a buscar a Juan, cuál era mi número de documento y demás, veo a dos chicos detrás de la puerta (que era transparente) y los veo a los dos señalándome, los ojos enormes, y exclamando "¡Es ella! ¡Es Paula! ¡Es Paula!".

Casi me agarra un ataque de risa. Era evidente no sólo que Carola y Fito le habían hablado durante un buen rato a Juan acerca de que yo lo iba a buscar, sino que Juan debía haber estado toda esa mañana contándole a sus compañeros que una tal Paula lo iba a ir a buscar esa mañana.

Fue raro, pero de pronto me sentí como el hada madrina que de pronto se materializaba.




Juan estaba hípercontento con el cambio de rutina. Nos fuimos a tomar el colectivo y, si no fue la primer vez en mi vida, hacía mucho tiempo que no pedía un boleto escolar.
Nos sentamos, le di a Juan un par de libros de regalo que fuimos chusmeando en el camino, me dijo "gracias, Paula" cuando contesté con un "¡salud!" a su estornudo, lo alcé para que tocara el timbre y me volvió a dar las gracias cuando lo alcé para bajarlo del colectivo.

Cuando estábamos subiendo en el ascensor, decía emocionado "¡le voy a contar a mamá quién vino!", como si Carola no supiera que yo venía con él, jajajajaja.





Me contaron los padres, tiempo después, que Juan contaba cómo lo había alzado para que tocara el timbre del colectivo...

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martes, noviembre 13, 2007
Las vueltas de la vida
Mamá, por alguna razón, sabía que venían dos y no una. Cuando estaban yendo al sanatorio, mi mamá le dijo a mi papá: "si son dos, a la segunda le ponemos María Celeste". Eso porque ya habían elegido María Eugenia (no sé si habían elegido nombres de varón; en esa época no se sabía el sexo del bebé hasta que nacía; y no sabían que eran dos porque no llegaron a hacerse la única ecografía que tenía programada). Creo que mi papá le dijo algo así como "dejá de embromar". Pero mi mamá tenía razón. A los 15 minutos de haber nacido María Eugenia, una cosa tan chiquitita que mi mamá no podía entender cómo no la había dejado dormir durante los últimos meses, el médico vino a despertarla diciendo "gordi, viene otro". Y así llegó María Celeste.

Si bien compartieron el jardín, después Eugenia pasó al turno tarde y de ahí en más (salvo algún curso de órgano o algún coro al que fueron juntas) cada una hizo su vida por su lado.

Hace unos años, Celes se mudó con Ezequiel a la calle Mármol. Así que, en las charlas familiares, como el término "casa" era medio complicado de explicar (a veces uno decía casa por el lugar donde vivía o casa al lugar donde vivía toda la familia junta y ahora siguen viviendo mis padres), pasamos a denominar los lugares donde vivimos con el nombre de las calles. La casa donde vivimos todos pasó a ser Loyola, la casa donde me mudé yo con Dani, Aguirre; la casa de los Totos, Lugones; y la casa de los Hermosos, Mármol.

A Euge y Ariel se les vencía el contrato del departamento que compartían con uno de los hermanos de Ariel, así que empezaron a buscar otro departamento...


Y hete aquí que terminaron mudándose uno en la calle Mármol... ¡en el mismo edificio donde viven los Hermosos! No en el mismo cuerpo, es verdad, pero están ahí, a metros.

Así que ahora, las mellizas vuelven a estar juntas, como vecinas.


(proximamente en este blog, fotos de la inauguración)

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lunes, noviembre 12, 2007
ADVERTENCIA
Hasta que no se me desinflame el ganglio (ya sea con medicamentos o con tiempo) no tomen al pie de la letra nada de lo que diga o escriba. Eso es, si es que pueden entender lo que digo o escribo.



(me como letras, sílabas, palabras...)
domingo, noviembre 11, 2007
Más fotos
Dos semanas antes del festejo en King's town, fue mi cumpleaños. Acá les dejo unas fotos para que chusmeen el festejo familiar (también celebrábamos el día de la madre, con tres madres en la mesa).


(lástima que en la foto con mis papás, mi mamá salió con los ojos medio cerrados; no la puse porque sé que a ella no le va a gustar que la ponga)

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sábado, noviembre 10, 2007
Campaña
Hagamos que Martín Fierro sea la película argentina más vista del año.


(¡ese puesto no lo puede tener XXY!)

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miércoles, noviembre 07, 2007
Quiero respuestas
¿Por qué no consigo kanikama
en los supermercados
en donde solía comprarlo?



(Lalo: ¡contestá!)
Fotos
Son tantas, que las subo chiquitas. Si hacen click en ellas, las verán más grandes. Así podrán elegir cuáles ver en detalle.


Ésta, en realidad, es de la noche anterior, en el mismo lugar,
con Lola y Rolo,
cada uno con la botella de la cerveza que se tomó.


Y a la noche siguiente, hice una ronda fotográfica
para tener una foto con cada uno.

Con mis hermanas.
Celes, Rochi y Euge












Con mis cuñados,
Ezequiel, Mauricio y Ariel












Con mis amigos Agus y Guillermo











Con mi "hermano de cuñados" Diego y mi amigo-primo Gonzo












Con mi amor




Ante el éxito que obtuvo la reunión, hemos decidido repetir el 24 de noviembre...

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domingo, noviembre 04, 2007
Esperen
que me termine de despertar, baje las fotos a la compu, y después armaré un post sobre la noche de ayer.

Pero por si alguno se cayó del catre y entra a leer acá, aviso:

¡¡¡¡LA PASÉ DIVINO, GRACIAS!!!!

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viernes, noviembre 02, 2007
Tiene razón
Un día, mejor dicho una noche, que mirábamos Héroes, al ver a un par de japoneses (no estoy segura que fueran Hiro y Ando) saludándose con una simple inclinación del torso, brazos pegados a éste, ella exclamó "¿por qué no nos saludaremos así nosotros? ¡esto podrida de que me besuquee todo el mundo en la oficina!".

En ese momento pensé algo así como "qué amarga" o "qué quisquillosa", "no debe ser para tanto".

Pero después de trabajar una semana en otra oficina, y que todo el mundo viniera a besuquearme a la llegada o a la salida, encima de que no me puedo aprender los nombres, la entendí.




¡Boguemos por el saludo japonés entre los compañeros de trabajo!
¡Reservemos besos y abrazos para los amigos y familiares!