Panyfiestas
domingo, septiembre 03, 2006
La impaciente
El colectivo frenó por el semáforo rojo de Córdoba. Ella, pelirroja por adopción (de color de tintura) miró su reloj de muñeca. El colectivo arrancó y volvió a mirar su reloj. El colectivo dio la vuelta por Cabrera y volvió a mirar su reloj. El colectivo frenó en la parada y volvió a mirar su reloj. Después de que subieran los pasajeros, el colectivo arrancó y volvió a mirar su reloj. El colectivo hizo dos cuadras, paró en el parada siguiente y ella volvió a mirar su reloj. Arrancó y ella volvió a mirar su reloj. El colectivo hizo otras dos cuadras hasta la parada siguiente y lo que ya se estaba conviertiendo en ritual se volvió a repetir: al parar el colectivo, la pelirroja por adopción miró el reloj, y al arrancá, volvió a hacer lo mismo. Al llegar a Medrano, el semáforo estaba en rojo y se detuvo. Ella levantó la mano y antes de poder mirar otra vez el reloj por décima vez, la pasajera que estaba parada a su lado, en un arranque de desesperación, le gritó que seguía siendo más o menos la misma hora que cuando estaban en Canning y Córdoba. La pasajera se fue hacia el fondo del colectivo mientras la pelirroja se hundió lo más que pudo en el asiento, las mejillas coloradas como su pelo.