Eso es lo que tienen los cumples de los chicos chiquitos: duran poco.
Cuando yo tenía 2 años era un sueño tener las fotos para verlas en el momento, como hice con Juan para convencerlo de seguirle sacando fotos. Y mucho menos que las subiera a internet (¿lo qué?) antes de que den las 12 y el cumpleaños termine.
Como anticipé hubo globos, sanguchitos y regalos. También fosforitos (mmmm fosforitos) y la torta de la tía Marta.
Toda la flia cercana (abuelas, tías, tíos, prima y los tíos postizos) y el futuro Santiago, que sigue sin el más mínimo interés por salir de la panza.
Autorretrato con Juan Lucas.
Parece difícil, pero era más facil que esperar a que la foto la sacase otro.
El chico es un escurridizo, hay que agarrarlo así, de prepo.