¿Qué es lo raro de esto? Es que hasta que se había puesto de novia, nos veíamos todas las semanas. Cuando se puso de novia, se sabe, es lo habitual, nos vimos menos frecuentemente, pero no tanto como para dejar pasar un mes entero sin vernos. Y lo dijo así, tan despreocupada, que tuve la leve sospecha de que no la iba a ver por un buen tiempo.
No me imaginé que no la iba a volver a ver más, como aquella vez en que,
despidiéndome de otra amiga, sabía que no la iba a volver a ver nunca jamás.
despidiéndome de otra amiga, sabía que no la iba a volver a ver nunca jamás.
Volví de las vacaciones. Días antes del cumple de Dani le mandé un mail invitándola al festejo. Fin de semana largo, se iba de viaje.
Pasaron los días, las semanas, nunca llamó. Llegaba mi cumpleaños. Le mandé un mail. Como tuve que cancelar el festejo, le avisé (como a todo el mundo) con un mensaje de texto. Me respondió que igual no iba a ir porque estaba engripada.
Por cierto, al día siguiente, no recibí ningún mensaje de feliz cumpleaños de su parte...
Semanas después llamé a su casa. Me atendió su chica. Se había ido a Mar del Plata por unos días por el trabajo. Le dejé dicho que ese sábado se hacía el festejo. Y ya no supe más nada.
Durante ese tiempo (entre agosto y noviembre) me había planteado llamarla, pero no había visto el más mínimo interés del otro lado por comunicarse. Y después de mi cumpleaños supe que la cosa no seguía más.
La última oportunidad era hoy, día de su cumpleaños. Pero en vez de estar festejando con ella, como en los últimos diez años, estaré en otro lado, con otra gente, tratando de no hacerme más la cabeza pensando qué dije o qué no, qué hice o qué no, para perder a esta amiga.