Porque apenas se movió, entre sueños, y se le terminó su cama calentita, con lo cual cayó rodando, medio dormido, hasta aterrizar en el piso con un "¡miau!". Tan gordo está, que ya no entra sobre el televisor.
Pero es imposiiiiiiiiiible ponerlo a dieta. Si no hay comida en su plato, Homero empieza a tirar todo lo que esté a su alcance hasta conseguir su cometido.