Panyfiestas
miércoles, diciembre 14, 2005
Cómo conocí a un Luthier
No, no me envidien. No lo conozco así tipo "¿Qué hacés, cómo andás, querés tomar unos mates?". Sólo lo vi una vez, fuera del escenario y del televisor, claro. En el lugar menos esperado.

Resulta ser que yo aprendí a editar en video gracias a Clara, que un buen día se las picó y se fue a vivir a San Martín de los Andes (qué envidia... pero hay que hacerla así, no pensarla demasiado y chau). Y tiempo después me llama porque necesitaban una camarógrafa para grabar un rafting. Otro día cuento sobre esto, porque ya de por sí esa experiencia da para otra historia, pero vayamos específicamente a lo que nos atañe el día de hoy: uno de Les Luthiers.

Agarro la cámara, como otros días, me subo a la combi que iba a Hua-Hum de donde salían los gomones y veo... ¡oh, sí, uno de los dioses ahí, con su familia, enlistado para hacer el rafting! ¡Y yo lo tengo que grabar! No pude resistir un miniataque de cholulez (muy mínimo, no soy de acosar a los "famosos" porque no da, ya escribiré otra cosa al respecto) y me acerqué a la planilla donde se inscribían los que hacían el rafting, no más para ver qué había puesto en "Profesión". ¿Luthier? ¿Cómico? Naah, error: músico. Y de paso vi la fecha de nacimiento, cumple el mismo día que una amiga.

Yo chocha de la vida, es mi Luthier favorito y lo podía grabar... Pero, claro, que yo sea poco cholula no es una cualidad que se le pegue a todo el mundo. Los que lo reconocieron iban haciendo reverencias a su paso. ¡Arrastrados, ¿no ves que te va a pisar y se va a caer?, juera bicho! Esteeee...

Una vez que terminaba el rafting, las combis los llevaban de vuelta al punto de partida. Como nunca eran suficientes (las combis) había gente que tenía que esperar. Y como no tenían apuro, se quedaron hasta el final, así que yo seguí grabando... Algún otro cholulo le prestó un barrilete, esos que parecen alas deltas que se manejan con dos hilos y se pueden hacer girar de un lado para el otro. En algún momento se le fue de control y paf, se estrelló contra el suelo. "No es nada, no es nada", risitas por todos lados como si hubiera dicho el mejor chiste de la historia, ¿quién le iba a decir algo, si estaban todos babeando? Ay, Dios...

Má sí, pensé; si toda esta gente está haciendo el ridículo, ¿por qué no le puedo ir a hablar de algo serio? No, no me arrastré para pedirle que cantara algo o para que me diera un autógrafo, qué va. A mí me encanta sorprender a las celebridades haciéndoles preguntas muy específicas e intrínsecas a lo suyo, tratando de no dar saltitos de felicidad y que no se me caiga la baba (¡pónganme a Orlando Bloom a ver si puedo seguir haciendo esto!). Fui ahí, lo encaré y le dije: "Me di cuenta que cuanto más música se sabe, más se aprecian las obras de Les Luthiers. Yo estoy cantando en un coro y ahora sé lo que son los madrigales, y La bella y graciosa moza es un madrigal en serio, con todos los falala y demás". Por supuesto, los ojitos le brillaron y me dio la razón. Qué se iba a imaginar que en ese remoto lugar de... casi digo Argentina, pero en realidad ya estábamos en Chile, alguien le iba a hacer ese comentario en vez de gritarle ¡ídolo!. Si alguna otra vez me lo vuelvo a cruzar, quiero que me confiese algo: después de mucho romperme el marote, me di cuenta que cuando actúa tiene muchas poses de Chaplin, y el otro día en el sitio de Les Luthiers leo que es así. Ahora bien, cuando hace de mujer, ¿no toma cosas de Niní Marshall? CONFESÁ!!!!!

Ah, ¿de qué Luthier hablo? De éste: