Imagínense un cerebro que pudiese caminar.
Imagínenselo haciendo equilibrio en una cuerda, colgada muy alto. De un lado, sopla el cansancio. Cuando no sopla, el cerebro se acelera, quiere correr, pero no puede, porque está sobre una soga.
Así me siento ahora. Y, encima, la conexión a internet está tan lenta, que mi cerebro, y el resto de mi cuerpo, se acelera cada vez más.
Ying-Yang