Como un mosquito gigante, que te chupa la sangre y por ende todas las energías. Andás como zombie por ahí, no sabés lo que hacés ni lo que decís. De golpe, en un breve instante de cordura, te das cuenta que guardaste en la alacena una taza llena de agua. Eso te angustia más. Ya no sabés qué hacer, te sentás a escribir un poco y los dedos se te enredan sobre el teclado, justo a vos que sos un flash tecleando; te tragás letras, las invertís, metés faltas de ortografía por doquier. Y cuando te querés olvidar de todo esto, lo único que se te ocurre es sumergirte en internet, volver a esos 4 o 5 sitios que normalmente recorrés porque no te gusta "navegar" sin sentido por ahí, y actualizás esas páginas cada 5 minutos para ver si algo cambio, a veces sí, a veces no.
Justo ahí cuando te querés arrancar todas las mechas, te acordás que hay gente que la está pasando mucho peor y que lo tuyo es pura espuma.