no se puede odiar a la suegra. Mirá que la mía está loca de atar, mal, mal. Hoy estuve con ella una hora y no sabía cómo escapar. Además, por supuesto, en el momento en que me levanté para irme me siguió hablando como si nada, y luego al lado de la puerta, con la mano sobre la llave, y luego en el hall de su piso... (esto no lo hace sólo conmigo, a Dani también).
Y me reclamó (como a Daniel) el nieto que nunca va a tener, y me habló de lo sola que está (como a Daniel), y de que no quiere vivir mucho más (como le repite a Daniel) y blá blá blá blá.
Es insoportable.
Pero, sin ella, Daniel no hubiera existido.
Entonces, por más que quiera, por más fácil que parezca, no puedo odiarla.