Ahora que estoy mejor, pero todavía no del todo bien, algo de la melancolía anterior a la gripe empezó a volver, pero reforzada, como si con la peste se hubiera alimentado, crecido, y engordado. Casi, casi para el matadero.

Extraño
las tardes que nos íbamos con Peri al cine
los viernes a la mañana cuando cuidaba a Nico
los viernes a la tarde, cuando iba a ver a mi amiga Carola y a mis sobrinos Juan Lucas y Santiago
las ocasionales reuniones de bloggers en La Peca
ir a la casa de mis papás (y sólo queda a cuatro cuadras de acá, pero en estos días, cuatro cuadras se volvieron 4000 kilómetros)
salir a cenar, en vez de pedir comida
las reuniones con "las chicas", Noe, Lore y Peri (ya, falté a una sola, pero igual extraño)
los otros días en que veía a Nico (¡es que ya hace como 10 días que no lo veo!)
los mates que me tomaba con Carola
los mates que me tomaba con Peri
los mates que me tomaba con Celeste y Nico
las caminatas por Palermo con Peri, antes que de viniesen los mosquitos, las lluvias, el frío...


Ya estuve incursionando por el exterior, pero mañana me voy a autodar de alta y dejarme de joder con tanto bicho, así empiezo a visitar a la gente que extraño.