Panyfiestas
viernes, enero 27, 2006
El día que me calenté y mandé el blog al carajo
Para aquellos que siguen mis aventuras en los distintos blogs ya sabrán a qué me refiero.
Para los que no, resumen de lo acontecido:
escribí un artículo. Y entran a caer comentarios. Se sabe que si se deja la puerta abierta puede entrar cualquiera. Y decir cualquiera, como en el blog de Peri. Pero jamás hubiese esperado que alguien defendiese a la persona "mala" del artículo. Menos que menos alguien en particular. Y me calenté.
¡Escribí mal, entendieron todo mal! Latigazo a lo Mari. Y borré el blog... en realidad lo corté y lo pegué en el word... caliente, sí, pero no estúpida. No lo iba a borrar del todo, porque a mí me gustaba cómo estaba escrito, a pesar de que la gente había entendido cualquier cosa.
Y justo cuando lo saqué, Mari llega a los gritos, pateando en vez de pedir permiso... y dice exactamente lo que quería oir.

Alto, entonces. Eso quería decir que lo que yo había escrito no estaba mal escrito. ¿Por qué Mari lo entendió y otros no?
Me rasqué la cabeza y sin pensar llegué a la conclusión de siempre: porque algo escrito no sólo es la escritura, sino la lectura. Y cada uno leyó lo que le pareció. O interpretó según la cuerda que le tocó. Pensé que, inocentemente y sin querer queriendo, toqué un tema que tal vez afecte a más de uno, a algunos con más fuerza, a otros que no quieren admitir que les jode, pero en el fondo sí...
Y cuando vuelvo a ver si la borrada había generado polvareda, resulta que justo la gente que había escrito comentarios que me habían... sacado de quicio es demasiado... irritado, digamos, habían vuelto a escribir y confirmaban mi teoría!!!!! Pero, claro, no lo hubiera sabido si no hubiera sacado el artículo de circulación... por unas horas, porque lo volví a poner a pedido del público.

En conclusión, a vos te digo, pebeta, la que estás escribiendo, no te tomés tan a pecho lo que escriba el resto y no te sorprendas si gente que te parecía que era de tal manera no parece serlo unos días después. Lo más probable es que lo siga siendo, pero cada uno tiene sus mambos y esos son misterios que iremos descubriendo con el pasar de los meses, con suerte. Mucha gente, Mari a la cabeza, pone el alma en estos blogs, pero hay gente más huraña, tímida o que sencillamente no quiere escribir lo que pasa en su interior, y vamos a tardar más en entender por qué ruta están transitando.

Ahora que hice las paces conmigo misma y, espero, que con ustedes también, me voy a comer una galleta marinera con dulce de higo casero. ¡Salud!