Cada vez que Nico abrazaba al oso azul (el único muñeco al que se le dió por abrazar), quienes lo miraban no podían dejar de exclamar un "Aaaaaaaah..." de ternura.
Ahora, cuando él ve al oso, automáticamente primero exclama un tiernísimo "Aaaaaaaah..." y luego va a abrazarlo.